Este escrito se me ocurrió a raíz de un documental sobre el tráfico de armas, que en su día, hace ya años, me dejó bastante pensativo.
LOS TRAFICANTES DE ARMAS SE DIVIERTEN
No los conocemos. No dan la cara. No aparecen por ningún lado o aparecen como buenas y honradas personas. Pero
son malas bestias. Su función en la vida es manipular a los demás para su
beneficio, sin que importe nada más. Fabrican armas y las tienen que vender.
Organizan lo que sea. Alguien tiene que
morir para que comience la cadena. El fin justifica los medios. Hay que crear fanáticos. Y saben cómo hacerlo.
He aquí una de las recetas más utilizadas:
Se elige bien el sitio o país donde se quiera
ubicar el conflicto, a ser posible que sea subdesarrollado y que tenga buenas
materias primas como petróleo, diamantes o coltan. A continuación se utilizan
los siguientes ingredientes:
Odio, venganza, religión, racismo, épica, lírica, nacionalismo, contactos ilegales que tengan posibilidades de comprar armas de diversos tipos (ametralladoras, pistolas, explosivos,
minas, etc). y una gran cantidad de dinero líquido.
Es infalible. Al poco tiempo se obtienen grandes
masas de refugiados, muertos y más muertos.
Así, los
traficantes de armas, van manejando a individuos que en nombre de Dios o de la
Patria van creando el caos y la desolación. La venta de armas se incrementa y,
de paso, aprovechando la coyuntura, pueden hacerse ricos con las materias
primas de la región hablando siempre de paz y, en el momento oportuno, echando
la culpa de todo a los fanáticos, llamándoles terroristas, para prescindir de
ellos cuando haga falta. Ellos saben bien que
la violencia sólo engendra
violencia, y así, el negocio de las armas va viento en popa. No tienen
compasión. Y además se divierten.
No les
importa ni el sufrimiento
Ni la
desdicha de los demás.
Y se divierten jugando sucio
A
montar guerras en ultramar.
Son
clandestinas sus convenciones
Con
nuevas armas para matar.
Trazan
sus planes con desparpajo
Con
alegría y sin piedad.
Van
manejando con eficacia
La violencia
y el ideal.
Mezclan
con odio los sentimientos
El
religioso y el nacional
Y van
creando con el dinero
Un
fanatismo descomunal
A los
dos bandos les suministran
Y los
conminan a batallar.
Muertos
y muertos y refugiados.
Hambre,
miseria, llanto, ruindad.
Y
mientras viven en la opulencia
Van
desgraciando a la humanidad.
Son
gente lista dicen algunos
Son
asesinos en realidad
Pero
nos hablan sin inmutarse,
De un
mundo nuevo de amor y paz.