martes, 16 de octubre de 2012

HISTORIA VERIDICA



HISTORIA   VERIDICA


 Me ocurrió en la época en que yo visitaba Italia con frecuencia. Aquél día tenía que llegar hasta Nápoles, y me encontraba a unos cincuenta kilómetros de distancia cuando me sucedió esta pequeña aventura que voy a contar. Me disponía a repostar gasoil y accioné el intermitente para desviarme hacia la gasolinera. No había hecho más que entrar en el desvío cuando escucho un grito por la emisora:

 -¡¡ Eh tú, el del camión que está entrando en la gasolinera, no entres, echa para atrás y sal a la carretera, rápido, luego te lo explico!!. ¡¡Date prisa!!.
           
          Era el conductor de un trailer de otra empresa española, que estaba más adelante que yo en la gasolinera y que venía echando hacia atrás con rapidez.

  Frené con fuerza y metí volando la marcha atrás suponiéndome que algo muy grave estaba pasando, y aunque no llegaba a comprenderlo, eso me daba igual. La adrenalina me hizo maniobrar lo más rápido que pude y me incorporé a la carretera en un abrir y cerrar de ojos. El que me había avisado hizo lo propio y salió como una exhalación detrás de mí.

  Una vez alejados del lugar, me explicó lo que pasaba. Había entrado en la gasolinera con la intención de echar gasoil, y en el carril de al lado había otro coche parado repostando. Su conductor estaba de pie y en la mano tenía la manguera con  la que iba rellenando el depósito. Se estaba preparando mi colega para bajar del camión, cuando llegó muy rápido por el otro carril paralelo un  Mercedes con cuatro ocupantes, y ante su sorpresa, vio que abrían las ventanillas, sacaban unas ametralladoras y freían a tiros al individuo que estaba echando gasolina a su coche. Acto seguido el Mercedes salió zumbando de allí, y fue en ese momento cuando iba a entrar yo y me avisó por la emisora.

   Si llega a aparecer la policía por allí, es muy posible que nos viéramos envueltos en una situación de mucho peligro no sólo para nuestros camiones con la carga, sino también y sobre todo para nuestra integridad física. Lo más probable es que hubiéramos sido detenidos para ser interrogados si no como culpables, sí como testigos, y ya sabemos cómo se las gastan allí con los testigos incómodos. Nos hubieran dado matarile igual que al desgraciado de la gasolinera.

              Después de aquél episodio he procurado volver por allí lo menos posible, pues aunque en cualquier sitio puede suceder este tipo de eventos, es lo cierto que en aquella famosa zona de Italia se suceden con más frecuencia, y según la ley de probabilidades, si compras más números es más fácil que te toque la lotería.

            Aviso: Esta no es una historia inventada. Es real como la vida misma.