HISTORIA VERIDICA
Me
ocurrió en la época en que yo visitaba Italia con frecuencia. Aquél día tenía
que llegar hasta Nápoles, y me encontraba a unos cincuenta kilómetros de
distancia cuando me sucedió esta pequeña aventura que voy a contar. Me disponía
a repostar gasoil y accioné el intermitente para desviarme hacia la gasolinera.
No había hecho más que entrar en el desvío cuando escucho un grito por la
emisora:
-¡¡ Eh tú, el del camión que está entrando en la gasolinera, no entres, echa para
atrás y sal a la carretera, rápido, luego te lo explico!!. ¡¡Date prisa!!.
Era el conductor de un trailer de
otra empresa española, que estaba más adelante que yo en la gasolinera y que
venía echando hacia atrás con rapidez.
Frené
con fuerza y metí volando la marcha atrás suponiéndome que algo muy grave
estaba pasando, y aunque no llegaba a comprenderlo, eso me daba igual. La adrenalina
me hizo maniobrar lo más rápido que pude y me incorporé a la carretera en un
abrir y cerrar de ojos. El que me había avisado hizo lo propio y salió como una
exhalación detrás de mí.
Una
vez alejados del lugar, me explicó lo que pasaba. Había entrado en la
gasolinera con la intención de echar gasoil, y en el carril de al lado había
otro coche parado repostando. Su conductor estaba de pie y en la mano tenía la
manguera con la que iba rellenando el
depósito. Se estaba preparando mi colega para bajar del camión, cuando llegó
muy rápido por el otro carril paralelo un Mercedes con cuatro ocupantes, y ante su
sorpresa, vio que abrían las ventanillas, sacaban unas ametralladoras y freían
a tiros al individuo que estaba echando gasolina a su coche. Acto seguido el
Mercedes salió zumbando de allí, y fue en ese momento cuando iba a entrar yo y
me avisó por la emisora.
Si
llega a aparecer la policía por allí, es muy posible que nos viéramos envueltos
en una situación de mucho peligro no sólo para nuestros camiones con la carga,
sino también y sobre todo para nuestra integridad física. Lo más probable es
que hubiéramos sido detenidos para ser interrogados si no como culpables, sí
como testigos, y ya sabemos cómo se las gastan allí con los testigos incómodos.
Nos hubieran dado matarile igual que al desgraciado de la gasolinera.
Después de aquél episodio he
procurado volver por allí lo menos posible, pues aunque en cualquier sitio
puede suceder este tipo de eventos, es lo cierto que en aquella famosa zona de
Italia se suceden con más frecuencia, y según la ley de probabilidades, si
compras más números es más fácil que te toque la lotería.
Aviso: Esta no es una historia
inventada. Es real como la vida misma.