lunes, 25 de noviembre de 2013

VIAJE A EL AAIÚN - CAPITULO II -Circunstancias políticas en Marruecos en 1985.



CAPITULO II

CIRCUNSTANCIAS POLÍTICAS Y CLIMÁTICAS A PRINCIPIOS DE 1.985 RELACIONADAS CON EL VIAJE
           

Momento histórico-político del viaje

            El viaje que voy a relatar se desarrolló entre el 7 y el 20 de febrero de 1985, cuando tenía yo veintiséis años. Cada viaje que hacemos los transportistas es una aventura, y este viaje no lo fue menos. Se trataba de transportar material de construcción. Eran unas estructuras que había encargado el rey Hassan II de Marruecos, con destino a El Aaiún, capital del antiguo Sahara Español, situada a unos mil quinientos kilómetros de Tánger por la costa y enfrente de las Islas Canarias.

 En esa época el Sahara vivía una polémica situación política y social. España había cedido su territorio a Marruecos y Mauritania en el año 1975 después de la “marcha verde”, pero en 1979 Mauritania renunció a su parte del territorio y reconoció al Frente Polisario, el cual, apoyado por Argelia, que había admitido desde el principio a sus refugiados, se estaba enfrentando con Marruecos, que había ocupado el territorio por las bravas. El momento político en que nosotros teníamos que hacer el viaje, se correspondía con una ofensiva de Marruecos para lograr la “inequívoca marroquinización” del Sahara.

Como he dicho, yo trabajaba entonces al enganche con la empresa de Transportes San José, y eran habituales los viajes a Marruecos llevando todo tipo de materiales para los palacios que el rey Hassan II estaba construyendo. Pero no habíamos estado nunca más lejos de Agadir.  No sabíamos qué nos podía deparar el viaje hasta El Aaiún.

           

Hassan II preparaba una fiesta en El Aaiún para afianzar el Sahara.

            Como siempre o casi siempre, nosotros, como transportadores de la mercancía, ignoramos los verdaderos motivos de cualquier transporte que realizamos. Somos profesionales y nos debemos al trabajo que nos encomiendan, y si nos enteramos de algo debemos guardar discreción sobre ello. En este viaje, no sabíamos nada del porqué, ni nos interesaba, salvo en cómo podía influir la situación política en la realización de nuestro cometido, que era llevar la mercancía sana y salva a su destino.

Ahora, con la distancia en el tiempo,  por las noticias que oí en la radio los días posteriores al viaje, y sobre todo por la utilización de internet para enterarme de la interpretación que daban los periódicos a lo acaecido entonces, creo haberme aproximado en mis conclusiones bastante a la verdad, que puede ser como indico a continuación.  

            Sucedía que el rey Hassan II estaba contrariado por el hecho de que por aquéllas fechas, la OUA (Organización para la Unidad Africana) había admitido como un miembro más a la RASD (República Árabe Saharaui Democrática), y para demostrar que el Sahara era territorio marroquí para siempre, quiso presentar al mundo una prueba “espectacular”. Así que con la excusa de celebrar la fiesta de conmemoración del 24 aniversario de su coronación, había previsto la organización de una serie de actos el día 3 de marzo de 1985. 

            Las ceremonias se iban a realizar en El Aaiún. El rey pretendía que hubiera una gran concentración nacional de ciudadanos, autoridades y de todos los habitantes del Sáhara, como si fuera una nueva “marcha verde”. Además, tenía previsto un discurso, un juramento de fidelidad de las tribus, y una gira posterior por las provincias del sur, incluyendo el Sahara, donde inauguraría construcciones emblemáticas y escuelas. Para ello, invitó a acudir al evento a los embajadores de las principales naciones europeas y de Estados Unidos.

            Los preparativos para la celebración del programa, exigían la construcción de obras públicas en las ciudades por las que tenía previsto pasar en la gira y sobre todo en El Aaiún, donde se debían alojar las personalidades y donde se celebraría la ceremonia principal. El fin último del plan era demostrar al mundo que el Sáhara era marroquí irreversiblemente. Y para conseguirlo, no se reparó en gastos. Una gran parte de ellos fueron los destinados a traer las estructuras necesarias para construir lo que se tenía planeado, y así entramos nosotros a formar parte de ese plan transportándolas desde Francia hasta El Aaiún.

Al final la celebración tuvo lugar en Marrakech

 Pero se dio la circunstancia de que los embajadores invitados que en principio habían accedido a presentarse, poco antes de llegar la fecha de celebración, se negaron a acompañar al soberano a El Aaiún con el alegato de que no estaba resuelta internacionalmente la soberanía del territorio del Sáhara. La causa era que el Frente Polisario se estaba moviendo diplomáticamente y además participaba en conversaciones secretas con el presidente argelino Chadli Benyedid. Esto fue un golpe duro para el rey.

En vista de ello, Hassan II renunció a celebrar la fiesta del Trono en El Aaiún y eligió Marrakech, su residencia de invierno, lugar donde al final se celebró.  Se cree que además de este motivo hubo otros, como el de que no estaba terminado su palacio en Agadir, y el de que existía la posibilidad de que la guerrilla saharaui pudiera organizar algún ataque.

             En definitiva, esas estructuras de construcción que habíamos transportado a El Aaiún, sin saber exactamente para qué lo hacíamos, porque aunque algo intuíamos, desconocíamos el tinglado que se estaba preparando, no sirvieron para el fin que en realidad tenían, pues se suspendieron los actos protocolarios concebidos por Hassan II, aunque mejoraron muchísimo gran parte de las carreteras de acceso y los edificios de la ciudad.
 (Continuará)

PRÓXIMA ENTREGA:

1.985, el año de la gran ola de frío.