CAPITULO II
CIRCUNSTANCIAS POLÍTICAS Y CLIMÁTICAS A PRINCIPIOS DE 1.985
RELACIONADAS CON EL VIAJE
Momento histórico-político del viaje
El viaje que voy a relatar se
desarrolló entre el 7 y el 20 de febrero de 1985, cuando tenía yo veintiséis
años. Cada viaje que hacemos los transportistas es una aventura, y este viaje no
lo fue menos. Se trataba de transportar material de construcción. Eran unas
estructuras que había encargado el rey Hassan II de Marruecos, con destino a El
Aaiún, capital del antiguo Sahara Español, situada a unos mil quinientos
kilómetros de Tánger por la costa y enfrente de las Islas Canarias.
En esa época el
Sahara vivía una polémica situación política y social. España había cedido su
territorio a Marruecos y Mauritania en el año 1975 después de la “marcha verde”,
pero en 1979 Mauritania renunció a su parte del territorio y reconoció al
Frente Polisario, el cual, apoyado por Argelia, que había admitido desde el
principio a sus refugiados, se estaba enfrentando con Marruecos, que había
ocupado el territorio por las bravas. El momento político en que nosotros
teníamos que hacer el viaje, se correspondía con una ofensiva de Marruecos para
lograr la “inequívoca marroquinización” del Sahara.
Como he dicho, yo trabajaba entonces al enganche con la
empresa de Transportes San José, y eran habituales los viajes a Marruecos
llevando todo tipo de materiales para los palacios que el rey Hassan II estaba
construyendo. Pero no habíamos estado nunca más lejos de Agadir. No sabíamos qué nos podía deparar el viaje
hasta El Aaiún.
Hassan II preparaba una fiesta en El
Aaiún para afianzar el Sahara.
Como siempre o casi siempre, nosotros, como
transportadores de la mercancía, ignoramos los verdaderos motivos de cualquier
transporte que realizamos. Somos profesionales y nos debemos al trabajo que nos
encomiendan, y si nos enteramos de algo debemos guardar discreción sobre ello.
En este viaje, no sabíamos nada del porqué, ni nos interesaba, salvo en cómo
podía influir la situación política en la realización de nuestro cometido, que
era llevar la mercancía sana y salva a su destino.
Ahora, con la distancia en el tiempo, por las noticias que oí en la radio los días
posteriores al viaje, y sobre todo por la utilización de internet para
enterarme de la interpretación que daban los periódicos a lo acaecido entonces,
creo haberme aproximado en mis conclusiones bastante a la verdad, que puede ser
como indico a continuación.
Sucedía que el rey Hassan II estaba contrariado por
el hecho de que por aquéllas fechas, la OUA (Organización para la Unidad
Africana) había admitido como un miembro más a la RASD (República Árabe
Saharaui Democrática), y para demostrar que el Sahara era territorio marroquí
para siempre, quiso presentar al mundo una prueba “espectacular”. Así que con
la excusa de celebrar la fiesta de conmemoración del 24 aniversario de su
coronación, había previsto la organización de una serie de actos el día 3 de
marzo de 1985.
Las ceremonias se iban a realizar en
El Aaiún. El rey pretendía que hubiera una gran concentración nacional de
ciudadanos, autoridades y de todos los habitantes del Sáhara, como si fuera una
nueva “marcha verde”. Además, tenía previsto un discurso, un juramento de
fidelidad de las tribus, y una gira posterior por las provincias del sur,
incluyendo el Sahara, donde inauguraría construcciones emblemáticas y escuelas.
Para ello, invitó a acudir al evento a los embajadores de las principales
naciones europeas y de Estados Unidos.
Los preparativos para la celebración
del programa, exigían la construcción de obras públicas en las ciudades por las
que tenía previsto pasar en la gira y sobre todo en El Aaiún, donde se debían
alojar las personalidades y donde se celebraría la ceremonia principal. El fin
último del plan era demostrar al mundo que el Sáhara era marroquí
irreversiblemente. Y para conseguirlo, no se reparó en gastos. Una gran parte
de ellos fueron los destinados a traer las estructuras necesarias para
construir lo que se tenía planeado, y así entramos nosotros a formar parte de
ese plan transportándolas desde Francia hasta El Aaiún.
Al final la celebración tuvo lugar en
Marrakech
Pero se dio la
circunstancia de que los embajadores invitados que en principio habían accedido
a presentarse, poco antes de llegar la fecha de celebración, se negaron a
acompañar al soberano a El Aaiún con el alegato de que no estaba resuelta
internacionalmente la soberanía del territorio del Sáhara. La causa era que el
Frente Polisario se estaba moviendo diplomáticamente y además participaba en
conversaciones secretas con el presidente argelino Chadli Benyedid. Esto fue un
golpe duro para el rey.
En vista de ello, Hassan II renunció a celebrar la fiesta
del Trono en El Aaiún y eligió Marrakech, su residencia de invierno, lugar donde
al final se celebró. Se cree que además
de este motivo hubo otros, como el de que no estaba terminado su palacio en
Agadir, y el de que existía la posibilidad de que la guerrilla saharaui pudiera
organizar algún ataque.
En definitiva, esas estructuras de
construcción que habíamos transportado a El Aaiún, sin saber exactamente para
qué lo hacíamos, porque aunque algo intuíamos, desconocíamos el tinglado que se
estaba preparando, no sirvieron para el fin que en realidad tenían, pues se
suspendieron los actos protocolarios concebidos por Hassan II, aunque mejoraron
muchísimo gran parte de las carreteras de acceso y los edificios de la ciudad.
(Continuará)
PRÓXIMA ENTREGA:
1.985, el año de la gran ola de frío.